martes, 29 de marzo de 2011

Tano Bendito

Tano bendito, querido papá

Apea sus canas,
las despliega y las mece hasta las sombras,
mientras cuido de sus manos hasta el vino,
mientras cuido de su vino hasta la paz.
Sus manos desandan sus mantas,
los años azules,
ochenta umbrales que regresan
y el sol se hace largo
y la almohada oscurece de ternura vieja

y el día duele tibio
y el día crece lacio
y el día huele oscuro
y el hombre ya despunta
de dormir sus miserias
y el hombre recuerda y escupe
que sus falanges son ochenta
y el hombre y sus peldaños
de luz plomada y pupila huérfana,
se alumbra, se limpia y embiste.

Un rayo solo balbucea un brillo
y remienda una espera
y el hombre y sus peldaños
de cielo casto y palabra seca,
ya roza y espeja los huesos
de los calendarios.
que enmudecen de luz y laten,
como brasas maduras y extensas,
de vino y sangre,
de ceniza y siesta.-



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