La Verdad
No tiene ojos, pero es inútil que te escondas, tu sombra ya ha medido pulgada por pulgada.
No tiene pasos, pero como no hay distancia que no haya recorrido, no necesita alcanzarte porque élla es la distancia.
No tiene cara, pero igual te das vuelta para no mirarla.
No tiene boca, pero cuando te llama, resulta una espada que te destaja los huesos y un espolón que te escarba el alma.
No es fuego, pero si la desafías, no vacilará en transformarte en una brasa.
No es el tiempo, pero comparada con la eternidad, la eternidad es apenas un ridículo segundo eterno y élla la suma de las eternidades.
No tiene manos, pero cuando te saluda, pareciera que tu mano sostiene al mundo.
No tiene peso, pero cuando se posa sobre tu corazón, según el valor de tu sangre, lo acuna o lo aplasta.
No es el cielo, pero si la abrazaras, todas las estrellas cabrían en tu cuerpo.
No es el infierno, pero si la punzaras arriando su bandera, haría cenizas tu sol y las lenguas de un brasero serían tu lengua.
No tiene remedio, aunque siempre goce de buena salud.
No es despiadada, pero es inexorable hasta consigo misma.
No cree en nadie, pero guarda un respetuoso silencio cada vez que por su culpa, Dios llora o se desangra.
No tiene oído, pero tu intención ya escuchó, palabra por palabra.
No sueña, pero no hay ilusión que de su mano no se convierta en lanza.
No ama ni odia, pero se desarma en abrazos por quien la sigue y vomita sin consuelo sobre quien la elude o la difama.
No conoce la risa, pero cuando tratas de engañarla, su carcajada hace temblar el universo.
No es una flor, pero su perfume desgaja el alma.
No tiene corazón que lata o se detenga, pero hace circular tu vida sin dejar que se rompa, como una sombra se rompe al alba.
No es hermosa, pero si tuvieras la fuerza como para sostenerte de pie frente a su mirada, la amarías o la odiarías, pero jamás podrías ignorarla.
Pero por sobre todo, es inmisericorde porque cuando llega la hora de su hora necesita ser unicamente lo que es : la verdad, la pura verdad, La Mal Amada, y se podrá decir de élla que es Pagana, Puta o Santa, Pero jamás....
jamás que ha usado máscara.-
Francisco Monte Leone
LA Mentira
Es agua, pero si la bebieras, una caricia de astilla lamería tu garganta y un aluvión de azufre
encofraría tu cuerpo.
Es dulce, pero una vez comida, su amargura acecharía tu lengua hasta tu último aliento.
Es hermosa, aunque el espanto roería tus ojos, apenas cayera su velo.-
Es pura, pero al momento de tocarla, la mugre desatada apestaría tu sueño.
Es virgen, hasta que la luz, harta de recorrer su cenagosa rosa negra, desgarra su coraza de meretríz insaciable, ojerosa y pálida.
Es terciopelo, hasta que su caricia corroe tu paz y el dolor infinito es la propina que deja, por festejar tu duelo.
Es leal, pero como amiga, apuntaría su daga directo a tu espalda esperando su momento.
Es amor, hasta que su lujuria decida ahogarte en su boca, como ciénaga encantada, como antesala inocente de un solapado infierno.
Es reina, pero todo su omnímodo reino, cabría con holgura en un grano de estiércol.
Es fuerte, aunque si midieras su aliento, comparado con el de élla, el de un muerto detendría al viento.
Es el cielo, aunque tu cremadura ya diseñó, palmo por palmo, fuego por fuego, hueso por hueso.
Es imbatible, hasta que al menor coraje opuesto, deja caer su escudo de piedras falsas y oropeles siniestros.
Es suprema, hasta que su grandeza se reduce, al destino de una larva y a su minúsculo sueño.
Pero por sobre todo, cuando llega la hora de su hora, se derrumba aunque no quiera su morada precaria: trampa y cruz de tanto Jesús que le confió su pan y su agua y boquea, tambalea y escupe hasta caer desnuda y áspera, para poder ser lo que es: La Mentira, La Pura Mentira, La Bienamada, y se podrá decir de élla que es casta, majestuosa y lacia, pero jamás se podrá decir que es mentira, La Verdad que en sus entrañas guarda.-
Francisco Monte Leone
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